viernes, 29 de marzo de 2013

Admito en voz alta, mirando al frente
que cuando la melancolía es un trago
demasiado amargo, he pensado
en renunciar.
Pero es que has entrado como
si estuvieses hecha de aire
y me alegro, y me niego
te has acabado por hacer un hueco
y cuando el aire huele a gasolina
me entran ganas de gritar, da miedo
de verdad que da mucho miedo
si en un espacio en el que ni yo entro
pretendemos caber los dos
y resistir hasta el próximo invierno.

No hay comentarios: